Van der Poel, en el nombre de Poulidor




A la segunda ha logrado la victoria Mathieu Van der Poel. A la segunda etapa le pudo dedicar un triunfo excelso a su abuelo, Raymond Poulidor. Y al segundo intento, ya que atacó en el primer paso por el Muro de Bretaña, aunque fue cazado, y volvió a atacar en la segunda y definitiva ascensión, cuando ya nadie le dio caza. Ganó Van der Poel la etapa y cruzó la meta señalado hacia el cielo. En el nombre de Poulidor, al que precisamente se le tenía por un eterno segundón, hoy su nieto ha logrado, a la segunda, lo que nunca consiguió su abuelo, vestir de amarillo en el Tour. Y hacerlo en su primera participación en la carrera más importante del mundo. 


Todo estaba previsto para que Van der Poel ganara ayer. Su equipo, el Alpecin-Fenix, vistió un maillot especial conmemorativo para rendir homenaje a su abuelo. Pero el ciclista neerlandés no encontró su mejor estado de forma y no pudo responder al descomunal ataque de Julian Alaphilippe. No fue a la primera, pero ha sido, y de qué manera, a la segunda. Van der Poel, el chico maravilla, el que lo hace todo y todo lo hace bien, se ha quedado sin palabras en meta, tras entrar triunfal. Visiblemente emocionado, no encontró las palabras en sus declaraciones en meta. En el primer paso por el Mûr de Bretagne, bonificado con ocho segundos para el primero, atacó Van der Poel. A su manera. Atacando de lejos. Sin esperar, como ayer. Sin seguir los guiones de otros, sino el suyo, el que dice que aquí ha venido a divertirse, a dar espectáculo, a destrozar las carreras desde lejos. El UAE de Pogacar se puso al frente de las labores de caza. Van der Poel se llevó esos ocho segundos de bonificación, mientras que Pogacar sumó cinco segundos y Roglic, que fue tercero en ese primer paso por la meta, dos. 


Fue cazado Van der Poel nada más cruzar ese primer paso por la línea de meta, pero aún tenía guardada una segunda bala. Quería ganar y vestir de amarillo y quería hacerlo ya. En el nombre de su abuelo. Para agrandar aún más la leyenda de este ciclista que asombra allá donde va, para ponerse de líder en su estreno en Grande Boucle. El Ineos tiró en la aproximación al segundo y último ascenso al Mur de Bretagne. A falta de 1,3 kilómetros para el final atacó Quintana, valiente, pero que no abrió hueco, como tampoco lo hizo Sony Colbrelli, que se movió después que el colombiano. Entonces llegó el segundo acto del show de Van der Poel, un demarraje seco, descomunal, que intentaron seguir Pogacar y Roglic, en su guerra por el triunfo final del Tour desde el primer día. Ganó Van der Poel y lloró desconsolado. Él, que ha ganado ya tantas carreras, que es una de las mayores estrellas de este deporte, se ha roto, no paraba de llorar, desconsolado, desbordado por la emoción. Estos héroes, estos auténticos titanes, son humanos. Y la victoria de hoy ora Van der Poel era especial por muchas razones. 






Ahora el corredor neerlandés es líder con ocho segundos de ventaja sobre Alaphilippe, 13 segundos sobre Pogacar y 14 segundos sobre Roglic. Enric Mas, igual que la mayoría de los candidatos, está a 26 segundos del líder. Carapaz es el ciclista del Ineos mejor clasificado, a 31 segundos, mientras que Thomas ha cedido hoy más tiempo y está a 41 segundos. 


La etapa de hoy, por lo demás, comenzaba con el recuento de los damnificados por las caídas del día de ayer. Partió la jornada sin Marc Soler, que sufrió fracturas en las dos cabezas de radio y la cabeza del cúbito izquierdo y que tuvo que abandonar, claro, pero con Chis Froome y Marc Hirschi, ambos muy doloridos, La escapada del día la formaron Jérémy Cabot (Direct Energies), Anthony Perez (Cofidis), Simon Clarke (Qhubeka), Jonas Koch (Wanty Intermarché), Edward Theuns (Trek) e Ide Schelling (Bora). Hubo mucho duelo por la clasificación de la montaña entre Schelling y Perez, una batalla en la que se impuso el neerlandés. 


También se luchó mucho el sprint intermedio. Parece que la nómina de corredores que quieren vestir el maillot verde de líder de la regularidad es extensa: Ewan, Sagan, Matthews, Philipsen, Cavendish, Démare, Bouhanni... Casi nada. Entre los hombres e la fuga, el más fuerte fue Theuns, quien se fue solo hacia adelante a falta de 70 kilómetros para el final. Poco después llegó a su altura Cabot, con quien avanzó y se entendió bien hasta que se acercó a la Côte du village du Mûr de Bretagne, cuando atacó el ciclista del Trek, por la lucha por el maillot blanco a puntos rojos de líder de la montaña. Justo tras cruzar la pancarta fue neutralizado, por la tensión y la lucha entre los equipos de los favoritos para situar a sus jefes de filas en la parte delantera del pelotón. 




Mañana, tercera etapa, primera en la que tendrán la oportunidad  de ganar los velocistas. Ojalá el día de mañana se resuelva también sin caídas, como el de hoy. Si además nos regala tanto espectáculo como hoy, mejor que mejor. 

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