La Vuelta 2021: El recorrido

 

Desde Burgos, cuya Catedral celebra este año su octavo centenario, hasta Santiago de Compostela, que celebra este 2021 año Xacobeo, la 76 edición de la Vuelta Ciclista a España volverá a ofrecer un recorrido atractivo, quizá más equilibrado esta vez que en ocasiones anteriores, con más oportunidades para todo tipo de ciclistas, y con la dureza más claramente que nunca concentrada en la parte final de la prueba, con la intención de que haya emoción hasta el final y también de atraer a ciclistas que puedan ir alcanzando la forma a medida que avanza la carrera, algo más prudente y lógico teniendo en cuenta que estamos en año olímpico. Una carrera fiel a su esencia, ésa que ha conquistado a los espectadores y que con frecuencia hace que la Vuelta sea la gran carrera por etapas más intensa de la temporada. Así es el recorrido de la Vuelta 2021, que desde el sábado centrará la atención del planeta ciclista. 

El primer día, la Vuelta rinde homenaje a la Catedral de Burgos, una de las más bellas e impresionantes de España, con motivo de su octavo centenario. En lo estrictamente deportivo, la crono inaugural, de 7,1 kilómetros y con ascensión al Alto del Castillo, clásico en la Vuelta a Burgos, servirá para saber quién viste el primer maillot rojo de líder de la carrera, y para marcar las primeras diferencias entre los favoritos, que no deberían ser grandes. 

Todavía en tierras burgalesas, los velocistas tendrán su primera oportunidad en esta Vuelta en la segunda etapa, con más que previsible final al sprint. 


El Picón Blanco es otra ascensión habitual en la Vuelta a Burgos, que vimos subir hace apenas unos días en la prueba burgalesa, donde Romain Bardet se puso líder y Mikel Landa mostró un buen estado de forma. Este puerto acogerá la meta de la tercera etapa de la ronda española, con 7,6 kilómetros de ascensión y un desnivel medio del 9,3%. Primera ocasión para ver a los favoritos en acción. 

Entre El Burgo de Osma y Molina de Aragón transcurrirá la cuarta etapa de la carrera, nueva ocasión para los hombres rápidos. 

En principio, la quinta etapa, camino de Albacete, también debería ser una oportunidad para los velocistas. Pero sólo en principio, ya que el viento puede hacer acto de presencia, como otras veces en la Vuelta por estos lares, lo que daría pie a los abanicos, tan bellos visualmente para los aficionados como temidos por los corredores. 

Etapa con el sello propio de la Vuelta, con un final explosivo cuesta arriba. En este caso, en el Alto de la Montaña de Cullera, que cuenta con una subida de cerca de dos kilómetros al 9,4%


Otra localidad de veraneo por excelencia, Gandía, acogerá la salida de la séptima etapa de la Vuelta, la primera con un encadenado de puertos que pondrá a prueba a los candidatos a ganar la carrera. Serán, de seguido desde la salida, seis cotas puntuables. Por este orden: el Puerto de la Llacuna (de primera categoría, con 9,4 kilómetros al 6,2% de desnivel medio), el Puerto de Benilloba (de tercera, con 3 kilómetros al 3,5%), el Puerto de Tudons (de segunda, con 7,1 kilómetros al 5,2%), el Puerto El Collao (también de segunda, con 9,5 kilómetros al 4,6%), el Puerto de Tibi (de tercera, que estará bonificado y tiene 5,3 kilómetros de subida al 5,3%) y el final en el exigente Balcón de Alicante, catalogado de primera categoría, que tiene 8,4 kilómetros de ascensión, un desnivel medio del 6,2% y rampas de hasta el 14%. 

El segundo fin de semana de la Vuelta enlazará dos localidades muy turísticas, Santa Pola y La Manga del Mar Menor. En principio, día de calma para los hombres fuertes de la general y jornada en la que no podrán precisamente descansar ni hacer turismo los sprinters. 
La dureza de la carrera va claramente in crescendo y el domingo 21 de agosto, en la novena etapa, plantea un final exigente en el Alto de Velefique, catalogado de categoría especial, que cuenta con 6,4 kilómetros de ascensión al 13,2% de desnivel medio. Antes, otros tres puertos para endurecer la carrera. Especialmente duro el Alto Collado Venta Luisa, de primera, con 29 kilómetros de ascensión al 4,4% y tramos realmente duros. Día para los favoritos. 

El martes 24 de agosto, tras el primer día de descanso, que la caravana de la Vuelta pasará en Almería, la carrera empezará su segunda semana de competición. Lo hará en Roquetas de Mar, desde donde partirá la décima etapa, prácticamente llana durante tres cuartas partes del recorrido, pero que guarda la subida al Puerto de Almáchar, además, bonificado, en la parte final de la jornada. Es una subida de segunda con 10,9 kilómetros de ascensión y un desnivel medio del 4,9%. Desde su cima hasta la meta en Rincón de la Victoria hay apenas 15 kilómetros. 
La belleza de Valdepeñas de Jaén y la extraordinaria dureza del final de etapa, ya clásico, que organiza la Vuelta en esta localidad prometen emociones fuertes en una undécima etapa de esta edición. Antes de ese final en cuesta se subirá el Puerto de Locubín, de segunda categoría. 
La duodécima etapa, entre Jaén y Córdoba, incluye un doble paso por meta previo al final, lo que siempre atrae aún a más público, y también dos subidas que pondrán picante al desenlace de la jornada, en absoluto decantada de antemano hacia los velocistas. 

Más de 200 kilómetros separan la línea de salida de la decimotercera etapa de la carrera, situada en Belmez, de la línea de meta en Villanueva de la Serena. En este caso, sí, día para los velocistas o para una fuga consentida.  

El tercer fin de semana de la Vuelta suele ser sinónimo de montaña y esta vez, claro, no será una excepción. Tras subir al Puerto Berzocama, de tercera categoría, con 7,7 kilómetros al 5,2% de desnivel medio, y el Puerto Collado de Ballesteros (de primera, 2,8 kilómetros al 14%), que en realidad pueden considerarse un único puerto, aunque están catalogados como dos diferentes, a los ciclistas aún les quedará la ascensión final a Pico Villuercas, que tiene 14,5 kilómetros de subida al 6,2%. 
La etapa 15 llega a El Barraco, localidad con resonancias ciclistas, la tierra del Chava Jiménez, Carlos Sastre y tantos otros corredores. Será un día, como no podía ser de otra forma, de montaña, con cuatro puertos: el Alto de la Centenera (de primera categoría, 15,1 kilómetros al 5,5%), el Puerto de Pedro Bernardo (de segunda, 9 kilómetros al 4,2%), el Puerto de Mijares (de primera, 20,4 kilómetros al 5,4%) y el Puerto San Juan de Nava (de tercera, 8,6 kilómetros al 3,8%). 
No ha elegido la Vuelta mal sitio para su segundo y último día de descanso: Santander. Desde allí, los corredores se dirigirán a Laredo, escenario del comienzo de la decimosexta etapa, con la que empezará la última semana de carrera el martes 31 de agosto. Será un día con recorrido ondulado, pero tirando a llano, y en el que los velocistas tendrán su última oportunidad antes de la traca final en la que se decidirá la carrera. 

A lo largo de la historia de la Vuelta son varios los puertos míticos de la carrera, pero ninguno tanto como los Lagos de Covadonga, que no es el más duro, pero sí el más especial. Esta cima acogerá el final de la decimoséptima etapa, con sus 12,5 kilómetros de subida al 6,9% y rampas de hasta el 16%. Antes, los corredores deberán afrontar la ascensión al Altu de Hortigueru (de tercera categoría, 5,3 kilómetros al 4,7%) y una doble ascensión a la Collada Llomena, la segunda, bonificada. Es un puerto inédito hasta ahora en la Vuelta, que presenta un desnivel medio del 9,3% y rampas que alcanzan el 14%. 

Etapa reina de la Vuelta. Jueves, 2 de septiembre. Día para estar pendientes de la pantalla, porque la jornada plantea multitud de alicientes. El principal, sin duda, el final en el inédito Alto d'El Gamoniteiru, de categoría especial. Son 14,6 kilómetros de subida al 9,8% de desnivel medio. Muy, muy duro. Más aún después de subir el Puerto de San Llaurienzu (9,9 kilómetros al 8,6%), el Alto de la Cobertoria (7,9 kilómetros al 8,6%) y el Alto La Segá o del Cordal (12,2 kilómetros al 3,8%). 
En la etapa 19 la Vuelta pasa de una de las regiones que más espectáculo regala siempre a la carrera, Asturias, a otra igualmente entregada a la prueba, Galicia. El final en Monforte de Lemos parece propicio para una escapada. 

La Vuelta lleva años reservando para el penúltimo día una etapa de montaña, algo que ya es habitual en todas las grandes carreras de tres semanas. Esta vez el perfil de la penúltima etapa será algo distinto al de años anteriores, no porque no haya montaña, que la habrá, sino porque esta vez los organizadores apuestan más bien por la media montaña y un encadenado de puertos de tercera y de segunda, casi como cotas de una clásica de primavera, por el escarpado y siempre exigente territorio gallego. En los últimos 100 kilómetros de la etapa, los corredores subirán, de forma continuada, casi sin un metro llano, el Alto de Vilachán (de tercera categoría, 6,5 kilómetros al 5,4%), el Alto de Mabia (de segunda, 6 kilómetros al 5,7%), el Alto de Mougás (de primera, 9,8 kilómetros al 6,4%, que es el más duro de los que afrontarán los ciclistas), el Alto de Prado (de segunda, 5,5 kilómetros al 6,3%) y el Alto Castro de Herville (de segunda, 9,7 kilómetros al 4,8%), donde está situada la meta. 

De Padrón sale la contrarreloj final de la Vuelta, que culminará en la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. Serán 33,8 kilómetros donde se decidirá todo lo que quede por resolver de la carrera tras las 20 etapas anteriores. Será la tercera vez que la Vuelta finalice en Santiago de Compostela, tras las ediciones de 1993 y 2014. Además de estas tres ediciones, la carrera ha terminado en una ciudad distinta a Madrid otros 22 años, en Bilbao (13 veces), San Sebastián (seis veces), Miranda de Ebro, Salamanca y Jerez de la Frontera (una vez cada una). 

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