Evenepoel reconquista Donosti



Esto no es una crónica de la Clásica de San Sebastián. Más bien es la crónica de un loco del ciclismo que al fin ha podido volver a vivir de cerca una carrera. Y, encima, en Donosti. Mi deporte preferido en mi ciudad amada. La pandemia nos obligó a abandonar casi todo lo que nos hace felices: los viajes, los conciertos, los teatros... Poco a poco hemos podido ir recuperando aquello que da sentido a la vida, lo que nos devuelve a las ilusiones infantiles de cuando éramos niños y vivíamos todo con una intensidad y una emoción únicas. Al fin he podido volver a disfrutar de la cercanía del ciclismo, a ver una presentación de equipos, un control de firmas y al pelotón pasar por delante. No sabía cuánto lo echaba de menos. Ha sido maravilloso. 





La fiesta empezó el viernes con la presentación de equipos y acaba de terminar con la ceremonia del podio, que casi le ha resultado lo más duro del día al sensacional ganador de la carrera, Remco Evenepoel, por cómo apretaba el sol. El corredor belga, que ya asombró a todos hace tres años con su victoria en la Klasikoa, ha vuelto a entrar hoy triunfal el el boulevard donostiarra. Lo ha hecho con una distancia enorme respecto a sus más inmediatos perseguidores, con tiempo de sobra para celebrar la victoria. En el primer paso por línea de meta ya vimos al corredor belga distanciar en más de un minuto a la dupla perseguidora del Ineos formada por Pavel Sivakov, que finalmente ha sido segundo, y por Carlos Rodríguez, quinto en meta por detrás de Bauke Mollema. Tras ellos llegaban Tiesj Benoot, que ha terminado completando el podio final, y Simon Yates, que se ha tenido que conformar con el premio a la combatividad. 





El día empezó con txirimiri en el control de firmas, en el que los ciclistas más aplaudidos fueron los mismos que en la presentación del día anterior. Alejandro Valverde, por supuesto, quien ha recibido un merecido homenaje en la línea de salida y que no ha podido estar entre los mejores hoy. Tadej Pogacar, quien viene de ser segundo en el Tour y se ha ganado la admiración del público por sus mil y una victorias, sí, pero también por su actitud ofensiva cuando perdió el maillot amarillo en la pasada edición de la ronda gala. Vincenzo Nibali, que está de despedida esta temporada igual que Valverde. Jai Hindley, ganador del Giro. Los ciclistas vascos, por supuesto, como los hermanos Izagirre o los distintos componentes del Euskaltel-Euskadi. Y también Remco Evenepoel, cuya historia de éxitos y de niño prodigio del ciclismo mundial queda definitivamente ligada a San Sebastián al repetir hoy victoria en la carrera tras su arrollador triunfo de hacer tres años. Es emocionante verlos a todos de cerca. 


Ha sido una auténtica exhibición. El corredor belga del Quick-Step atacó a 45 kilómetros de meta, en la ascensión a Erlaitz, el puerto más  duro del día. Sólo Yates pudo responder a ese ataque y no por mucho tiempo, ya que Evenepoel se fue en solitario. Por detrás, en persecución sólo aguantaron Carlos Rodríguez, Sivakov, Benoot y, en un primer momento hasta que cedió después, Urán. Las distancias fueron enormes. Por detrás se conjugaron para dar caza a Evenepoel los dos Ineos, Rodríguez y Sivakov, pero fue imposible. Como ha explicado en meta en un perfecto español Sivakov, el equipo británico ha hecho un gran trabajo, pero hoy batir al belga era una meta inalcanzable. 


Antes de la soberbia cabalgada en solitario de Evenepoel, los nombres del día fueron los de Delacroix, Boaro, Pedersen, Tusveld, Eugenio Sánchez, Barrenetxea, Azurmendi, Cabedo y Jousseaume, que formaron la escapada inicial  del día. Fueron cazados en la ascensión al Jaizkibel, donde se comprobó que ni Juan Ayuso ni Tadej Pogacar serían las bazas del UAE para esta prueba. El español se quedó descolgado al principio del puerto y el esloveno, en la parte final. 





Ha sido maravilloso disfruta in situ del recital de Evenepoel, verlo pasar por meta una primera vez, lanzado para ampliar su ventaja, y después alzando los brazos, saboreando su enorme victoria. Después en el podio ha dicho sentirse muy feliz y ha reconocido el trabajo de sus compañeros. La entrega del público, la gran afición vasca al ciclismo, la cercanía de los corredores (ninguno negó una foto a nadie), la presencia de tantos niños que garantizan la afición en el futuro, la constatación de todo lo que mueve una gran carrera ciclista, la emoción al ver llegar a los corredores, la ceremonia del podio... Son innumerables los alicientes de seguir de cerca una carrera ciclista para todo amante de este deporte. Por cierto, todo aderezado por la maestría habitual de Juan Mari Guajardo como speaker. Hoy Donosti ha vuelto a ser una fiesta y me siento muy afortunado por haberla vivido. Hasta la próxima. 

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