Hazaña olímpica de Pidcock

Apenas llevamos tres días de competiciones, pero la prueba masculina del ciclismo de montaña nos ha regalado una de las grandes imágenes de estos Juegos Olímpicos de París 2024. No me refiero a la entrada triunfal en meta de Tom Pidcock, ni tampoco a esa escena polémica en la que el británico y el francés Victor Koretzky se han llegado a tocar en el momento decisivo de la prueba en el que ambos pudieron irse al suelo. Hablo del momento a mitad de carrera en el que Pidcock se ha visto obligado a bajarse de la bici por un problema mecánico cuando iba en cabeza. 

El británico, que era el gran favorito y que dominaba ya para entonces la prueba, se tuvo que parar para cambiar de rueda por culpa del pinchazo. No sólo no transmitió nervios, sino que se le veía con toda la calma del mundo. Aprovechó tranquilamente para beber agua del bidón. Sin nervios aparentes. Como pensando que, total, así le daría algo de emoción a la carrera. La sangre fría que transmitió en ese instante en el que cualquier otro ciclista habría pensado que su carrera se terminaba ahí o, al menos, que se podía despedir de sus opciones de medalla, fue la propia del gran campeón y del imponente dominador de la disciplina que es el corredor del Ineos. 

Lo que llegó entonces fue una auténtica hazaña olímpica, una remontada sensacional que le permitió llevarse el oro olímpico, otra vez, igual que en Tokio hace tres años. Una victoria excepcional tras dejarse más de medio minuto de ventaja. Algo al alcance de muy pocos, tal vez sólo de él. Porque era el gran favorito, sí, pero en ese momento en el que se tuvo que detener y tardó bastante tiempo en volver a reanudar la marcha parecían esfumarse sus posibilidades de tocar metal. Pero él nunca dejó de creer en sí mismo. Más emoción. Tocaría remontar. Y allá que se fue. Inmenso. 

Es cierto que el público de la prueba no celebró especialmente la victoria de Pidcock, que incluso recibió abucheos, porque la logró ante el francés Koretzky y por cómo la consiguió en el momento decisivo. Iban a la par. En una curva, el francés entró por un lado y el británico, por el otro. Fueron los dos con todo. Y llegaron a rozarse. ¿Maniobra peligrosa? Sin duda. ¿Irregular? No soy ni mucho menos un experto en mountain bike, pero diría que no. Los dos intentaron adelantar al otro, ambos se la jugaron, había una medalla de oro en juego, Con todo, la remontada de Pidcock queda, sin duda, para el recuerdo. 

La medalla de bronce fue para el sudafricano Alan Hatherly, primer ciclista no europeo que logra medalla en los Juegos en esta especialidad. El español David Valero, que logró medalla en los Juegos anteriores tras una remontada de ensueño, terminó décimo tras una valiosa remontada que lo dejó a las puertas del diploma olímpico, mientras que Jofre Cullell fue vigesimocuarto. 



Ayer se disputó la prueba femenina, con victoria para la francesa Pauline Ferrand Prevot. Un triunfo descomunal para delirio de la afición local. Ésa fue la cara para la delegación francesa, pero la cruz fue la terrible caída de Loanna Lecomte, que tenía opciones claras de medalla y tuvo que retirarse y ser trasladada al hospital. 

Ferrand Prevot sacó cerca de tres minutos a la estadounidense Haley Batten, plata, mientras que la sueca Puck Pieterse se llevó el bronce. 

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