Philipsen repite tras la caída de Girmay



El Tour de Francia en el que Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard romperán su desempate en el número de victorias en la general de la mejor carrera del mundo ha comenzado hoy su última semana. Lo ha hecho con una etapa llana con final en Nimes que ha cumplido exactamente con lo que se esperaba de ella, un día más bien soso con final al sprint. 

Lamentablemente, uno de los favoritos a la victoria, Biniam Girmay, ganador de tres etapas y maillot verde de líder de la regularidad, se fue al suelo a falta de un kilómetro y medio, lo que lo descartó para la volata final. Ha llegado malherido a meta acompañado por dos coequipiers. La victoria ha sido para Jasper Philipsen, que lo iguala en el número de triunfos parciales. Es, además, una victoria que permite al belga recortar distancias con Girmay en la batalla de la clasificación de la regularidad. Ahora son 32 puntos los que separan a Girmay de Philipen en la clasificación de la regularidad. Todo está por decidir. 

Una vez más, el triunfo de Philipssen ha llegado precedido por un lanzamiento soberbio de Mathieu Van der Poel. Por más que sea ya habitual para Philipsen, siempre es un lujo que te lance el campeón del mundo enfundado en su maillot arcoíris. 

La etapa tuvo otro nombre propio, el de Thomas Gachignard (TotalEnenergies), que ha sido el único corredor que ha tenido a bien atacar hoy. Se lleva, claro, el premio de la combatividad, muy poco disputado, como en demasiadas otras ocasiones en las jornadas llanas del Tour. Siempre cuesta entender que los equipos que lo han ganado aún en la carrera y que no tienen velocistas con opciones de victoria no lo prueben, al menos, para tener protagonismo en la fuga durante buena parte de una etapa que se emite íntegra en todo el mundo. Para hacérselo mirar.

Por lo demás, hoy, día en el que Miguel Indurain, cinco veces ganador del Tour, se ha hablado sobre todo de lo que queda de carrera y de la abrumadora superioridad de Tadej Pogacar. Y también de las posibilidades de Jonas Vingegaard de intentar darle la vuelta a la general. El danés dejó claro ayer en la jornada de descanso que lo va a internar hasta el final. Lo dijo, además, con un planteamiento bien directo: alguien que ha ganado dos veces el Tour no va a correr para ser segundo. La mejor noticia para la carrera es que Vingegaard no tire la toalla y lo pruebe. Otra cosa es si tendrá opciones o no, dada la fortaleza exhibida por Pogacar. Terreno para ver batalla entre ambos, desde luego, hay, y además el Tour termina en una contrarreloj individual, lo que siempre añade emoción. Dicho esto, sinceramente, creo que los tres primeros puestos de la general parecen bastante sentenciados. El Tour es el Tour y hasta el final no se puede dar nada por cerrado, tocará vivirlo día a día.

También se habla mucho, por cierto, del récord en la subida al Plateau de Beille de Pogacar. No es solo que el esloveno vistiera el récord de Pantani (39:58 para el esloveno frente a 43:28 del italiano), es que además también mejoraron su tiempo Vingegaard (41:06) y Evenepoel (42:49). Son datos impactantes que incluso despiertan dudas y recelos en una parte de la afición. Y no sirve de nada ocultarlo. Dicho esto, es evidente que no se pueden sembrar dudas sobre nadie sin pruebas. También parece haber cierto malestar en el resto de equipos del pelotón con el UAE y el Visma por su superioridad y por el hecho de que su batalla anula casi cualquier posibilidad de fuga. Pero, de nuevo, cada cual hace su carrera como mejor sabe y puede. 



Mañana precisamente parece un día propicio para la fuga. El encadenado de un puerto de segunda, otro de primera y uno de tercera en la parte final de la jornada invitan a pensarlo. Veremos si el Visma o el UAE tienen otros planes. 

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