¿Quién ganará la Vuelta?

 

La Vuelta comenzará mañana su segunda semana de carrera con una paradoja: el líder cuenta con una ventaja considerable de casi cuatro minutos con el segundo clasificado, pero a la vez la carrera está extraordinariamente abierta. Hay unos cuantos ciclistas que podrían ganarla perfectamente, sobre todo, por la dureza de las etapas de montaña que están por delante. Lo mejor para el espectáculo es que hoy nadie tiene ni la más remota idea de quién ganará la Vuelta. Y eso es maravilloso. 


Ben O’Connor cuenta con 3:53 de ventaja sobre Primoz Roglic. Así que la primera pregunta es si el australiano será capaz de mantener el maillot rojo. Él es el hombre a batir. La distancia no es corta, pero queda mucha montaña por delante. No es una diferencia desdeñable ni permite al resto de aspirantes confiarse o minusvalorar a O’Connor, que ha sido cuarto en el Giro de este año, lo que da una idea de que es un gran escalador y un ciclista con capacidad de mantenerse enganchado a las carreras de tres semanas hasta el final. Pero tampoco es una diferencia que pueda permitir confiarse al australiano. Es cierto que ayer en Hazallanas dio una imagen de resistencia muy sólida, pero en las otras etapas montañosas de esta Vuelta cedió tiempo con Roglic. Lo que está claro es que O’Connor está ante la mayor oportunidad de su vida de ganar una grande. Hay un componente anímico importante. Por supuesto, las fuerzas deben acompañar, pero la mente también juega un papel relevante para dar un poco más, para aguantar allá donde, en otras condiciones, le resultaría imposible hacerlo. 

¿Puede Roglic ganar la Vuelta? Sin duda, sí. Para mí, sigue siendo el máximo favorito a la victoria final, de hecho. Ayer pasó un mal día y habló de los dolores de espalda derivados de la caída en el Tour que no terminan de irse. Las próximas citas con la montaña, tan pronto como mañana, serán decisivas para ver si le acompaña o no la condición física. Con la incógnita de ese dolor de espalda, Roglic sigue teniendo a mano ganar la Vuelta: por su enorme capacidad de resistencia en las grandes vueltas, porque conoce a la perfección esta carrera que ya ha ganado tres veces y donde está como en casa, porque es el único de los contendientes que sabe lo que es ganar una carrera de tres semanas. 

Y luego están los demás, más alejados de O’Connor, pero lo suficientemente cerca de Roglic como para tener cerca el podio y también, por qué no, para soñar en rojo. Tras su recital de ayer, Richard Carapaz está a 4:32 del líder y, por tanto, a apenas 39 segundos de Roglic. Pero es que Enric Mas está a 42 segundos de Roglic y Mikel Landa, a 1:24. Los tres pueden aspirar a todo. No será fácil, porque están obligados a atacar y además los tres son peores que Roglic en la contrarreloj (y recordemos que esta Vuelta se decidirá con una crono el último día en Madrid), pero tienen derecho a soñar. 

Carapaz ya sabe lo que es acariciar un triunfo en la Vuelta. Su espíritu combativo lo llevará a intentarlo siempre que se lo permitan las fuerzas. Tener al ecuatoriano de nuevo en la lucha por la general es una noticia espléndida para la Vuelta. En cuanto a Mas, está mostrando posiblemente su mejor versión de siempre. Es el único que ha resistido a la rueda de Roglic todos los días de montaña y ayer incluso logró distanciarlo en la segunda ascensión a Hazallanas, aunque luego perdió esa ventaja en el descenso. El corredor del Movistar tiene que creer en sus opciones y la decisión de atacar ayer en cuanto vio flaquear a Roglic es un muy buen indicador de lo metido que está en la carrera y de su ambición. Puede aspirar a ganar la Vuelta.

Un poco más en tierra de nadie, pero desde luego con opciones intactas de podio, están Adam Yates (séptimo a 5:30 de O’Connor) y Carlos Rodríguez (noveno a seis minutos). Desde luego, si Yates es capaz de mantener el nivel de ayer, es firme candidato a todo en esta Vuelta. 

Sucede, además, que ninguno los aspirantes a la victoria ni sus equipos se han mostrado intratables, lo cual es magnífico para el espectáculo. De ninguno de los implicados en la pelea por el maillot rojo podemos descartar un hundimiento en las semanas venideras, porque el esfuerzo está siendo extremo y las fuerzas, muy igualadas. Es terreno abonado a las sorpresas. 

Por eso también son más probables las jugadas tácticas brillantes como la fuga de O’Connor en la sexta etapa o la de Adam Yates y Richard Carapaz en la de ayer.  Es más, nadie debe descartar que ciclistas algo más alejados en la general se animen a repetir la jugada. Sepp Kuss, por ejemplo, está a 8:16 del líder y a algo más de cuatro minutos de Roglic. Aún más lejos, a 8:55, está Lennert Van Eetvelt. ¿Y por qué no van a buscar una fuga bidón ciclistas como George Bennett (a 9:50 del líder), Lorenzo Fortunato (a 11:12), Guillaume Martin (12:23), Jack Haig (12:29) o Harold Tejada (a 15:40)? No hay excesiva fuerza en ninguno de los equipos de los favoritos y eso dispara el interés por las fugas y la posibilidad de que ciclistas alejados se animen a meterse en la lucha por la general. 

Si hoy nos dicen que O’Connor ganará la Vuelta, no nos pillará de sorpresa. Pero tampoco si nos dicen que será Roglic, Mas o incluso Landa. O alguno de los ciclistas que están más lejos. La carrera está abierta, nadie transmite la sensación de ser abrumadoramente superior al resto, y el desgaste enorme de esta primera semana, sumado a la dureza de las etapas que están por venir, permiten aumentar aún más la emoción y la intriga



Toda disfrutar de las dos semanas que quedan de carrera, empezando por la etapa de mañana con final en Baiona tras pasar por cuatro altos de montaña, incluido el Alto de Mougás, de primera categoría, cuya cima está situada a apenas 20 kilómetros de meta. 

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