Recuerdos ciclistas (IX): Samba en Río

"La prueba en ruta de los Juegos Olímpicos de Río ha sido la mejor carrera ciclista del año. Con bastante diferencia. Abierta, durísima, impredecible, apasionante. Ciclismo en estado puro. Samba encima de una bicicleta. Fiesta para los amantes de este deporte". Esto escribí en la crónica de la prueba olímpica de 2016. Lo recuerdo tan apasionante como lo conté entonces, o incluso más, pues ya sabemos que la mente suele engrandecer aquello que se disfrutó y oscurecer lo menos agradable. Fue una carrera portentosa aquella cita de los JJOO de Río en 2016 y ahora que sabemos Tokio 2020 será Tokio 2021 buen momento para recordar semejante homenaje al ciclismo. 


Greg Van Avermaet se llevó el oro y el mérito de ser el campeón olímpico hasta que tenga un sucesor, si todo va bien, este verano en Tokio. Así terminó la historia, pero tuvo muchas otras alternativas antes. Hubo de todo en la carrera. El ciclismo es un deporte único por lo mucho que se parece a la vida y eso justo es lo que sucedió en aquella prueba en ruta en los Juegos de Río, los primeros en Sudamérica. El recorrido elegido por los organizadores fue muy exigente y los ciclistas pusieron de su parte desde el comienzo para brindar una carrera extraordinaria que, tristemente, en Teledeporte no pudimos seguir íntegra, por las desconexiones con otros deportes propias de los JJOO, pero que recuerdo que en ese momento me indignaron mucho. 

El circuito final, con la dura ascensión a Vista Chinesa y su técnico descenso como colofón, fue el escenario sobre el que se batieron en duelo los mejores ciclistas del mundo, muchos de los cuales venían del Tour de Francia, como Chris Froome, que terminó extenuado, pagando el esfuerzo de la ronda gala, y fuera de la lucha por las medallas. Se formó un grupo de nivel, en el que entraron, entre otros, el colombiano Jarlinson Pantano y el polaco Michal Kwiatkowski, representantes de dos de las selecciones más potentes de la carrera. Cuando restaban unos 70 kilómetros para el final se produjo el corte definitivo de la carrera, el momento de la verdad, con el movimiento de Greg Van Avermaet, Geraint Thomas, Damiano Caruso y Rein Taaramae

Por detrás, Jonathan Castroviejo dio todo lo que tenía en pos de los dos líderes de la selección española, Alejandro Valverde y Joaquim Rodríguez. El murciano trabajó para Purito en cuanto vio que no iba súper. Gracias, en parte, a ese trabajo, Purito entró en el grupo delantero, donde estaban los ciclistas entre los que se disputaría la victoria final. Además de los mencionados antes, entre otros, Vincenzo Nibali, Fabio Aru, Rafal Majka y Julian Alaphilippe

Atacó El Tiburón, siempre combativo, y tras él se fueron Sergio Luis Henao y Majka. Parecía que ellos se repartirían las tres medallas en juego, pero una caída en la que se fueron al suelo Nibali y Henao, y unos calambres por el extenuante esfuerzo que pararon en seco a Majka, volvieron a abrir la carrera. Arrancó Van Avemaert desde el grupo de perseguidores y se pegó a su rueda Jakob Fuglsang, quien no pudo batir al belga en el sprint final por el título olímpico. Majka fue bronce y Purito Rodríguez, quinto, diploma olímpico. Así terminé la crónica aquel día: “podremos decir dentro de unos años que vimos esa descomunal carrera olímpica de Río". Y aquí estamos, recordándolo. 

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