Lo mejor del 2019 ciclista (I): Las grandes vueltas

El año va tocando a su fin y eso significa que es tiempo de hacer balance de lo vivido en 2019. Una temporada especial, en la que muchos ciclistas jóvenes han dado un paso adelante definitivo en el pelotón internacional, para dejar claro que ya no tienen nada de promesa, que son un presente poderoso decidido a revolucionar este deporte. Y una de las caras de esa revolución es la de Egan Bernal, flamante e insultantemente joven ganador del Tour de Francia. Uno de los más jóvenes en ganarlo a lo largo e su historia (con 22 años) y el primer corredor colombiano de todos los tiempos en llevarse la Grande Boucle


El plan de Bernal para 2019 era disputar el Giro como líder indiscutible del Ineos, pero una caída le obligó a cambiar los planes. En teoría, y en ausencia de Chris Froome por culpa de otra caída, Geraint Thomas partía como jefe de filas de la escuadra británica en el Tour. Sin embargo, la carretera puso a cada uno en su sitio y pronto se vio que Bernal era el amo y señor de la carrera. El Ineos no arrolló de un modo tan claro como años anteriores, pero el corredor colombiano sí fue el más fuerte, sin discusión alguna, por más que un temporal obligara a cambiar los planes en las dos últimas etapas alpinas, sobre todo, en la penúltima, en la que Bernal iba camino de conseguir una gesta memorable cuando la carrera se detuvo por un poderoso granizo que hizo impracticable la carretera. Pero el mensaje estaba claro: nadie osaría amenazar el liderato del colombiano, el nuevo rey del Tour. 

El otro nombre propio del Tour fue Julian Alaphilippe, quien ganó dos etapas de la carrera, incluida la contrarreloj de Pau, y quien mantuvo el maillot amarillo de líder hasta mucho más allá de lo que cualquiera podría imaginar al comienzo de la ronda francesa. Al final, no pudo subir al podio, ya que Geraint Thomas fue segundo y Steven Kruijswijk, tercero, pero el Tour de 2019 es, además del Tour de Bernal, el de Alaphilippe. La edición de este año de la mayor carrera del mundo, mucho más entretenida que las precedentes, también dejó, entre otros titulares, el estreno victorioso de Wout Van Aert en el Tour, un etapón de Thomas De Gent y una victoria sensacional de Thibaut Pinot en el Tourmalet, antes de verse obligado a abandonar la carrera, entre lágrimas, por culpa de una lesión muscular. El ciclismo español se fue de vacío de la carrera, aunque el Movistar se lleva la general por equipos y un triunfo de etapa de Nairo Quintana

Aunque la Vuelta tuvo este año un nivel de participación menor que el de ediciones anteriores, el espectacular recorrido y la buena disposición de los ciclistas propiciaron que, una vez más, la ronda española fuera quizá la gran vuelta más entretenida del calendario. Desde luego, no hubo tiempo de aburrirse en la carrera, y eso que tuvo un líder sólido e intratable, Primoz Roglic, que logró en España rematar la faena que dejó a medias en Italia, en el Giro, donde acarició la victoria final, pero donde terminó sucumbiendo. 

El corredor esloveno no empezó con buen pie la carrera, ya que sufrió una caída en la contrarreloj por equipos de Torrevieja, pero se recompuso y asentó su dominio en la Vuelta con un triunfo arrollador en la crono individual de Pau. También se defendió en la montaña, ante sus grandes rivales, entre los que destacó un incombustible Alejandro Valverde, segundo en la general y ganador de una etapa,  y un prometedor y excelso compatriota de Roglic, Tadej Pogacar, quien protagonizó el último recital de la carrera, en la penúltima etapa por la Sierra de Gredos, donde ganó la etapa y asaltó el tercer puesto del podio. Antes había ganado las etapas de Andorra y la de Los Machucos. Philippe Gilbert, que ganó dos etapas, y los también ganadores de etapa Mikel Iturria, Ángel Madrazo, Rémi Cavagna, Jesús Herrada y Jakob Fuglsang, entre otros, fueron otros nombres destacados de la Vuelta. 


Unos meses antes, en mayo, Richard Carapaz ganó su primera gran vuelta, haciendo historia para Ecuador en el Giro de Italia. Fue el más fuerte de la corsa rosa, la primera grande del calendario, la que garantiza dureza, espectáculo y pasión. En teoría, el líder del equipo telefónico en la carrera italiana era Mikel Landa, pero, como siempre, la carretera tenía otros planes. Al final, el corredor vasco terminó cuarto, ya que quedó a sólo ocho segundos del podio. El Movistar dio un recital de trabajo en equipo, empezando por el propio Landa, que se puso al servicio de Carapaz, y siguiendo por todos los demás, en especial, Héctor Carretero, Antonio Pedrero y Andrey Amador. El costarricense, que se debate entre el Movistar y el Ineos para el próximo año, ha sido posiblemente el mejor gregario del 2019, uno de esos ciclistas que hace de todo y todo bien al servicio de sus líderes. 

El Giro empezó con un Primoz Roglic primoroso, que asustaba a sus rivales. Parecía que el esloveno iba a ganar la carrera pero, como tantas otras veces en el Giro, las tres semanas de esfuerzo máximo terminaron pasándole factura. Al final, Roglic conservó su posición en el podio por muy poco. En él acompañó a Carapaz y a Vincenzo Nibali, segundo, que demostró que, incluso lejos ya de su mejor versión, sigue siendo perfectamente capaz de  ser protagonista en las carreras de más nivel. Giulio Ciccone, ganador de una etapa y de la clasificación de la montaña, y Pello Bilbao, ganador de dos etapas, fueron igualmente actores principales del Giro 2019, que concentró tal vez demasiado su dureza en la parte final de la prueba. 

Mañana: Lo mejor del 2019 ciclista (II): Los monumentos y el Mundial

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