2020, el año en el que el ciclismo nos rescató

 

“La evolución nos ha dado dos mentes, una racional y analítica y otra mágica”, contaba el paleontólogo Juan Luis Arsuaga en una reciente entrevista en El Mundo. Esa segunda mente, seguía, aporta nada práctico: “ilusión, fantasía, sueños. La creatividad y el arte: todo aquello que hace que no seamos ordenadores y que hagamos cosas que no son prácticas”. Él ponía en la entrevista como ejemplo de ese pensamiento sofocó ser aficionado al fútbol, pero podemos decir lo mismo del ciclismo. No nos aporta nada práctico, desde luego, pero nos emociona y nos divierte, nos regala ilusión, fantasía y sueños. Y eso, en un año tan gris y triste como este 2020, ha sido especialmente valioso para todos los amantes de este deporte.


El ciclismo, que siempre nos entretiene y nos fascina, este año directamente nos ha salvado. El ciclismo nos ha rescatado del aburrimiento y de la preocupación, nos ha permitido olvidarnos por un rato de la inquietante realidad para vibrar con ataques, abanicos y sprints. Todo se detuvo aquel fatídico mes de marzo, en el que una tras otra se fueron suspendiendo las pruebas ciclistas. De pronto, tuvimos que refugiarnos en las retransmisiones de carreras antiguas que buen criterio rescató Teledeporte. Aquí, en el blog, abrimos la sección de Recuerdos ciclistas, para rememorar momentos especiales asociados a este deporte, como aquel triunfo del Chava en El Angliru o el inolvidable Mundial de Ponferrada, que pude vivir in situ. 

Desde muy pronto, la familia del ciclismo se puso a trabajar para intentar volver a la normalidad tan pronto como fuera posible por la crisis sanitaria del Covid-19. Se creó un calendario concentrado de agosto a noviembre en el que se disputaron las principales carreras. Muchas no encontraron acomodo en ese calendario rehecho de cero, como la Volta a Catalunya o la Clásica de San Sebastián, que volverán en 2021, pero los amantes del ciclismo pudimos disfrutar en apenas tres meses de un aluvión de pruebas. Algunos días, hasta cuatro distintas. Fue un festival, un oasis, un regalo en tiempos tan oscuros. El ciclismo nos rescató, sí, y este año disfrutamos de él como nunca, porque supimos que no podemos dar nada por sentado, que todo es demasiado frágil, incluido el ciclismo, al igual que lo es todo lo que le da sentido a la vida y nos emociona e ilusiona, todo lo que nos hace felices. 

Mientras seguían los efectos devastadores de la pandemia, que tanto sufrimiento ha causado y causa en todo el mundo, el ciclismo hizo un gran esfuerzo y logró salir a flote. Según datos de la UCI, las diferentes pruebas ciclistas han realizado este año 13.850 pruebas PCR. También desarrollaron estrictos protocolos de seguridad, que incluyó la formación de burbujas en los distintos equipos en las principales carreras, medida que funcionó realmente bien. Fue un esfuerzo enorme por el que debemos gratitud a organizadores, equipos, patrocinadores, ciclistas y televisiones. 

Si para algo ha servido este nefasto 2020 es para constatar qué es lo más valoro, lo que más me hace disfrutar. He leído más libros que nunca, por ejemplo. Y he apreciado la compañía de las personas que quiero. También he constatado que el ciclismo me proporciona entretenimiento y diversión, que me permite evadirme de la realidad, vibrar con las historias de los esforzados de la ruta, admirar sus hazañas. Todas las temporadas disfrutó mucho del ciclismo, pero este año las carreras se han vuelto una necesidad, porque han sido refugio, porque nos han salvado. Cuando pasen los años y recordemos el 2020 como una pesadilla lejana, escribiré en la sección de Recuerdos ciclistas algunos de los pocos momentos felices de este año, como aquel maravilloso 28 de julio en el que Burgos se convirtió en capital del ciclismo mundial, la hazaña de Pogacar en La Planche des Belles Filles para ganar el Tour o el Mundial de Imola ganado por Julian Alaphippe. Recuerdos bellos que hemos construido este 2020 a pesar de todo y gracias al ciclismo. 

¡Feliz 2021!

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